La presunción es uno de los vicios morales mal vistos en el Sagrado Corán. La presunción se refiere a todo lo que engaña a los humanos y los lleva al descuido y al olvido. Puede considerarse como el primer vicio que condicionó el destino del hombre.
Dios le ordenó a Iblis (Satanás) que se postrara ante Adán, el primer hombre, pero él desobedeció presuntuosamente a Dios, diciendo que era superior al hombre porque "Dijo: «¿Qué es lo que te ha impedido prosternarte cuando Yo te lo he ordenado?» Dijo: «Es que soy mejor que él. A mí me creaste de fuego, mientras que a él le creaste de arcilla». " (Verso 12 de Sura Al'A'raf)
Adán y Eva no son los únicos seres humanos afectados por el engreimiento (no el de ellos sino el de Satanás). Según el Corán, ha habido muchos pueblos en la historia cuya presunción condujo a su destrucción.
El pueblo de Noé (p) fue uno de ellos:
La gente tiende a seguir su intelecto para evitar posibles daños, pero estas personas engreídas rechazaron el llamado de Noé a pesar de que vieron su verdad a través de los milagros que les mostró. Incluso animaron a Noé a pedir un castigo divino para ellos.
En el Sagrado Corán, Dios nos habla del destino de las personas engreídas para que evitemos este vicio moral.