En algunas de las historias del Sagrado Corán, hay personas con este rasgo que se han descarriado a sí mismos y a otros.
Ser demasiado ambicioso y competitivo es algo peligroso para el individuo y la sociedad. Aquellos que son demasiado ambiciosos buscan dominar la sociedad y quieren que la gente los siga.
Así como algunas personas usan su dinero para lograr metas mundanas (buenas o malas), las personas demasiado ambiciosas explotan los sentimientos de las personas para lograr poder y otras metas mundanas.
Si bien estas personas pueden tener un fuerte poder de razonamiento o grandes habilidades y talentos para gobernar a la gente, no están libres de errores y fallas.
Debido a que su foco de atención es este mundo, no el más allá, sus deseos y metas mundanos los hacen tomar decisiones que los llevan no solo a ellos sino también a otros por el camino equivocado y hacia la destrucción.
El Imam Sadiq (p) nos advierte que no sigamos a esos individuos que buscan la dominación y el poder porque hacen que ellos mismos y los demás se descarríen.
El Sagrado Corán nombra a algunos de estos individuos: